La médica Stephanie S. Gardner proporciona claridad sobre la frecuencia adecuada de las duchas, abordando la variedad de hábitos y preferencias en esta práctica diaria. Mientras que para muchos, la ducha diaria es la norma, otros encuentran suficiente hacerlo con menos frecuencia, aproximadamente cada dos o tres días, una perspectiva respaldada por varias personalidades conocidas. Sin embargo, la doctora Gardner destaca que la respuesta a la pregunta de cuántas veces es apropiado ducharse no tiene una única solución, ya que depende en gran medida del estilo de vida de cada persona.
La especialista señala que factores como la exposición al sol, el ejercicio o las condiciones cutáneas influyen en la frecuencia recomendada. Mientras algunos médicos sugieren que una ducha diaria es suficiente para la mayoría, Gardner indica que para algunas personas, dos o tres veces por semana puede ser igualmente efectivo y beneficioso para la salud. Además, considera que condiciones específicas, como alergias o piel grasa, pueden requerir duchas más frecuentes, mientras que aquellos con ciertas afecciones cutáneas pueden beneficiarse de reducir la frecuencia de las duchas.
Aunque el baño regular se considera saludable, Gardner advierte sobre los riesgos de ducharse en exceso, ya que puede eliminar la capa protectora natural de la piel, provocando sequedad, irritación y picazón. Destaca la importancia de no interferir con el equilibrio de bacterias ‘buenas’ y grasa que protegen la piel. También menciona que el sistema inmunológico se beneficia de la exposición a gérmenes y advierte contra el uso excesivo de jabones antibacterianos, que pueden afectar la protección natural de la piel.
En cuanto a la duración de las duchas, Gardner aconseja limitar el tiempo entre 3 y 5 minutos, utilizando agua tibia en lugar de caliente para prevenir problemas cutáneos. Además, enfatiza la necesidad de no excederse en el lavado del cabello, indicando que de 2 a 3 veces por semana suele ser suficiente para la mayoría de los tipos de cabello. En resumen, Gardner enfatiza la importancia de mantener un equilibrio saludable en las prácticas de higiene personal, evitando tanto el exceso como la insuficiencia.