Las baterías de estado sólido son el santo grial para el coche eléctrico. Nadie sabe cómo ganar esta carrera.
Hyundai está inmerso en el desarrollo de su propia batería de estado sólido, sumándose a la competencia liderada por países como Japón y Corea del Sur en busca de soluciones para mejorar la autonomía de los coches eléctricos. La compañía coreana ha obtenido la patente en Estados Unidos para un «sistema de batería de estado sólido con dispositivo de presurización». En lugar de los electrolitos líquidos convencionales, Hyundai visualiza un futuro con baterías de estado sólido presurizadas, manteniendo la presión constante en cada celda.
Las baterías de estado sólido representan una evolución significativa en comparación con las baterías de ion litio tradicionales, al emplear un electrolito sólido en lugar de líquido. Este cambio aborda el problema de solidificación del material líquido con el tiempo, mejorando la separación entre los electrodos y permitiendo una mayor densidad energética en un espacio reducido.
El plan de Hyundai incluye superar los desafíos asociados con estas baterías mediante un sistema patentado que organiza las células de la batería en una cámara presurizada por fluido. Un dispositivo de presurización regula el suministro de líquido, mientras que sensores monitorean presión y temperatura para mantener una temperatura óptima de funcionamiento.
A pesar de este avance, la patente no aborda el desafío central de las baterías de estado sólido: la elección del electrolito sólido con conductividad adecuada y facilidades para la producción a gran escala. Esta problemática también es enfrentada por otras compañías, como Nissan, NIO y Toyota, que exploran tecnologías similares con objetivos de lanzamiento que se extienden hasta 2028. Nikkei incluso sugiere autonomías de aproximadamente 1,200 kilómetros para estas baterías revolucionarias.