Los sentimientos intensos y apasionados de amor pueden proporcionar un alivio para el dolor de forma similar a los analgésicos, según un estudio de la Universidad de Stanford.
La creencia popular sostiene que el amor puede sanar heridas emocionales, y diversos estudios respaldan la idea de que las emociones positivas, como el amor, pueden actuar como un mecanismo natural de alivio del dolor. Aunque estas experiencias son subjetivas y varían según factores individuales, hay evidencia de que el amor puede tener beneficios en la percepción del dolor.
Investigadores de la Universidad de Stanford han destacado que los sentimientos amorosos intensos pueden proporcionar un alivio del dolor sorprendentemente eficaz, equiparable al de los analgésicos. Estudios neurocientíficos sugieren que el amor y la conexión emocional están asociados con la liberación de endorfinas y tienen efectos positivos en el sistema nervioso parasimpático. Aunque no se puede recomendar reemplazar analgésicos con experiencias amorosas, la comprensión de cómo estas afectan las vías neuronales podría llevar a métodos beneficiosos.
Según Arthur Aron, profesor de psicología de la Universidad Estatal de Nueva York, las áreas del cerebro activadas por el amor intenso son las mismas que los fármacos utilizan para reducir el dolor. Un estudio de la Universidad de Stanford analizó imágenes cerebrales de estudiantes universitarios en la fase inicial de un amor intenso, demostrando que tanto el amor como la distracción reducen el dolor, utilizando vías cerebrales diferentes.
Mientras que la distracción involucra vías cerebrales cognitivas, la analgesia inducida por el amor se asocia más a centros de recompensa, activando estructuras más primitivas que bloquean el dolor a nivel medular. En cuanto al dolor tras una relación romántica, Helen Fisher sugiere tratarlo como una adicción, activando sistemas de dopamina mediante ejercicio, experiencias nuevas y contacto físico para superar y volver a amar.