-Causa la mayor ola desde Ómicron en EEUU.
-Se trata de una subvariante descendiente de BA.2.86 llamada JN.1, que se convirtió en la de más rápido crecimiento en todo el mundo, desde su descubrimiento en agosto pasado. Por qué su rápido crecimiento no fue una sorpresa para los expertos, y cuánto protegen las vacunas actuales.
En marzo se cumplirán cuatro años desde la declaración de la pandemia por COVID-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Contrariamente a las expectativas de su finalización, las nuevas mutaciones del virus SARS-CoV-2 están generando la segunda ola más grande de casos registrada en los Estados Unidos. La subvariante JN.1, derivada de BA.2.86 y detectada por primera vez en agosto de 2023, se ha convertido en la de más rápido crecimiento en todo el mundo, desencadenando la mayor ola de contagios desde Ómicron.
Según el prestigioso científico Eric Topol, esta variante es un derivado de BA.2.86, la única otra cepa que ha presentado más de 30 nuevas mutaciones en la proteína de pico desde que Ómicron apareció. JN.1 fue declarada «variante de interés» por su rápida propagación. La carga viral en aguas residuales indica que JN.1 se asocia con la segunda mayor ola de infecciones en Estados Unidos durante la pandemia, superada solo por Ómicron.
En pleno invierno en el hemisferio norte, la situación del COVID-19 se ve agravada por el aumento de casos de gripe y virus sincicial respiratorio (VRS). La población muestra poca adherencia a las medidas preventivas, a pesar de la convergencia de estos tres virus respiratorios. En Italia, por ejemplo, la gripe ha alcanzado niveles sin precedentes.
La variante JN.1, detectada por primera vez en Estados Unidos, se ha extendido globalmente. Aunque produce síntomas más leves en comparación con el inicio de la pandemia, ha generado la segunda mayor ola de infecciones en Estados Unidos. A pesar de la negación y la falta de medidas preventivas, las vacunas actualizadas mantienen cierta eficacia contra JN.1, proporcionando una protección del 60% contra la hospitalización.
En América Latina, la subvariante se ha detectado en México y Brasil. La vigilancia epidemiológica, mediante hisopados y secuenciación genómica, es crucial para anticipar los movimientos del virus y comprender la evolución de las variantes.