En esta temporada festiva, la diversidad de colores y sabores inunda nuestras mesas, destacando entre ellos el picante, un ingrediente imprescindible para muchos durante las celebraciones y también en la rutina diaria. A pesar de su popularidad, son pocos los que conocen a fondo los efectos que tiene en nuestro cuerpo el consumo diario de picante.
El placer por lo picante va más allá del mero gusto, ya que estudios científicos confirman que su ingesta desencadena la liberación de endorfinas y dopamina en el cerebro, aliviando el dolor y proporcionando un placer adicional. Esta experiencia casi adictiva explica por qué muchos afirman que «si no pica, no sabe». Además, hay datos curiosos que sugieren que los amantes del picante suelen ser personas aventureras, creativas y seguras de sí mismas.
A nivel culinario, el picante encuentra su hogar en diversas cocinas, siendo la mexicana, tailandesa e india notables exponentes de platillos con ese toque característico. Sin embargo, es en Etiopía donde se encuentra el platillo más picante del mundo.
A pesar de su popularidad, los expertos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierten sobre la importancia de moderar el consumo de picante. El abuso puede conducir a problemas en el intestino grueso, manifestados en síntomas como diarrea, irritación, inflamación y dolor intenso. El gastroenterólogo Héctor Gómez Jaramillo destaca que la capsaicina, el componente activo de los pimientos picantes, es responsable del ardor en la boca y recomienda moderar el consumo de alimentos irritantes durante la fase de regeneración del intestino.
En un estudio reciente con más de 6 mil participantes, se encontró una relación entre el consumo de picante y la reducción de la acumulación de calcio en las arterias coronarias, responsables de suministrar sangre al corazón. Sin embargo, es crucial destacar que el consumo excesivo de picante puede desencadenar síntomas extremos como dolor de cabeza, pérdida de la audición, adormecimiento de la lengua, vómitos intensos e incluso desmayos.
En resumen, aunque el picante añade un delicioso toque a la comida, se aconseja un consumo moderado, especialmente durante las festividades de fin de año. Conocer los límites y disfrutar con moderación es la clave para saborear este condimento sin comprometer la salud.